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El siglo XIX en Europa fue una época de cambios y de camino hacia la modernidad. En las últimas semanas, esta etapa histórica se ha colocado en el punto de mira gracias a la serie Bridgerton. Basada en una saga de libros que cuentan las historias de una familia de la alta sociedad inglesa del siglo XIX, ha hecho a los adictos a las series de televisión soñar con bailes de gala que presencian grandes historias de amor. En ella podemos ver todo tipo de detalles sobre cómo era la vida en 1813: vestuario, costumbres, pasatiempos… y por supuesto, la movilidad.
¿Cómo eran los medios de transporte en el siglo XIX?
En el siglo anterior había comenzado la Revolución Industrial que marcó el desarrollo de la sociedad en todos sus aspectos. Uno de los grandes descubrimientos fue la máquina de vapor, que dio un giro radical al mundo de la movilidad. Durante el siglo XIX estos inventos se fueron consolidando y perfeccionando y el ferrocarril fue uno de los grandes protagonistas, marcando un antes y un después en la economía.
Aunque este fue uno de los grandes momentos para el desarrollo de los transportes en los núcleos urbanos y la movilidad individual, todavía tardaría un poco más en ser lo que hoy conocemos.
Ebenezer. H. Creswell, arquitecto inglés de la época, describe así el tráfico de Londres en estos momentos:
¡Pero el barro! ¡Y el ruido! ¡Y el olor! Todas esas taras cortesía de los caballos... Todo el tráfico rodado de Londres -en algunas partes de la City era tan denso que no había manera de moverse- dependía del caballo: carros y carretas, galeras, furgones, autobuses, cabriolés y coches de cuatro caballos, carrozas y otros vehículos privados de todas clases, eran apéndices de caballos.
Entonces… ¿cómo viajaban en el siglo XIX?
A principios de siglo, el carruaje era el medio de transporte principal. A medida que avanzó el tiempo, los caminos se fueron mejorando para llegar a lugares más remotos. Uno de los grandes avances del transporte colectivo en ciudad llegó en 1829, cuando comenzó a funcionar el primer onmibus de Londres tirado por caballos.
El ferrocarril fue el gran protagonista en el transporte de este siglo y trajo consigo importantísimos progresos. Gracias a él las distancias se redujeron y se propició el avance económico y social.
Durante la segunda mitad del siglo XIX llegó otra gran revolución: el metro. Los grandes núcleos urbanos, como Londres, comenzaban a estar abarrotados y, para aligerar el tráfico, se comenzó a construir el ferrocarril subterráneo. Así, en 1863 llegaba el primer metro del mundo impulsado por locomotoras de vapor.
El barco de vela era el principal transporte marítimo hasta este momento, y así siguió siendo a pesar de la llegada del barco a vapor, que se fue desarrollando a lo largo del siglo. Con él fueron posibles grandes viajes entre continentes y el transporte comercial, aunque los viajes por mar podían durar incluso meses. En 1838 el barco a vapor “Sirius” se convirtió en el primer buque en cruzar el Atlántico con propulsión exclusivamente a vapor, travesía que duró 19 días.
¿Quieres conocer más sobre este tipo de transportes? Si te interesa saber al detalle cómo era la movilidad dentro de España, no te pierdas este completo artículo sobre los transportes de viajeros en el siglo XIX.
Descubrir la vida de épocas pasadas nos encanta y, por momentos, nos gustaría sentir cómo era vivir en otro tiempo… pero, sin duda, si hablamos de transporte, ¡nos quedamos con la movilidad actual!