Una máquina del tiempo llamada Metro: viajar al Madrid de los 60 con el suburbano

20 Octubre 2022

Más de un siglo después de que fuese inaugurado, el Metro de Madrid aún alberga en su interior una gran cantidad de tesoros que son desconocidos para una gran cantidad de personas. El 17 de octubre de 1919 fue cuando Alfonso XIII fue parte del primer viaje en este medio de transporte que, con el paso del tiempo, no ha dejado de evolucionar y mejorar.

Sus túneles fueron utilizados en su momento como refugio para cientos de madrileños durante los bombardeos de la Guerra Civil, además de ayudar a muchos barrios que se vieron afectados por la misma. En la actualidad, la Comunidad de Madrid busca poner en valor todo el pasado del Metro a través de un pasaporte que transita todos los enclaves artísticos e históricos que se conservan en los 300 kilómetros que conforman la actual red de esta máquina ferroviaria.

La estación fantasma del Metro de Madrid

La primera parada de este viaje al Madrid de los 60 con el suburbano nos lleva a unos metros por debajo del suelo que se pisa en la intersección de la calle Santa Engracia con La Plaza de Chamberí. La estación, que se conoce con el nombre de la plaza, pertenece a la primera línea de Metro, inaugurada en 1919.

Bajar por los escalones es la mejor manera de transportarse a la década de los 50 y 60. A ella se la conoce como “La estación fantasma”, ya que dejó de estar en servicio el 22 de mayo de 1966. El motivo de su cierre no fue otro que la decisión de aumentar la longitud de los trenes a comienzos de los años 60, y no se pudo hacer lo propio con la estación, motivando así su cierre.

Este es un lugar histórico de la red de Metro que es muy frecuentada por los visitantes. En el primer mes en funcionamiento del pasaporte hubo un elevado número de ellas que decidieron visitarla para ver su diseño, con acabados sencillos y que fueron elegidos por Antonio Palacios. 

Una vez metido de ella en ella se pueden ver los azulejos blancos biselados que recubren la bóveda de la estación, mientras que al otro lado hay unos azulejos que delimitan el contorno de los carteles publicitarios. La museografía del lugar se conserva casi igual que cómo fueron creados en la tercera década del siglo XX.

El secreto de Pacífico

Cerca de la parada actual de Metro de Pacífico se sitúa la Nave de Motores. Esta es una gran sala en la que se encuentran almacenados tres motores diésel y otro tipo de maquinaria, como transformadores, alternadores y otras herramientas, que desde que fue construida en 1922 se encargaron de proporcionar energía para los trenes subterráneos de Madrid.

Unión Eléctrica Madrileña hizo uso de la misma durante la Guerra Civil para poder proporcionar energía a la capital de España. Sin embargo, con el paso del tiempo la central de mayor potencia de España se quedó obsoleta y se cerró en 1972.

Asimismo, en la propia estación se conserva el vestíbulo con el que fue creada en su acceso del número 2 de la calle Sánchez Barcaiztegui. Esto permite viajar al pasado, concretamente al año 1923, que fue cuando se inauguró la estación.

Exposición permanente en la estación de Chamartín y otros puntos de interés

La estación de Chamartín alberga una exposición permanente de trenes históricos de Metro, dónde se pueden encontrar seis de los coches más clásicos que funcionaron en Madrid desde que fue inaugurado y hasta 1965.

Esta colección permite encontrar desde los primeros en circular por sus raíles como a algunos más modernos, pudiendo así comprobar cómo fueron evolucionando estos trenes subterráneos.

Además, las excavaciones para la construcción del Metro y de su ampliación permiten transportarse a tiempos pasados. Sucede, por ejemplo, en la estación de Ópera con la fuente de Los Caños del Peral. A apenas diez metros bajo la plaza de Isabel II, en esta parada de Metro se encuentra una recreación histórica de dicha fuente, la cual recogía el agua del manantial junto al arroyo del Arenal en el siglo XVI, así como el Acueducto de Amaniel, encargado de llevar el agua al Palacio Real entre los siglos XVII y XX.

El yacimiento paleontológico de Carpetana, situado en el lugar de la estación con su propio nombre, nos lleva mucho más tiempo atrás en la historia. Sus obras de remodelación permitieron descubrir los restos paleontológicos que ahora se exponen.

Más actual que todos ellos es el Museo de la Estación de Gran Vía, que se abrió al público en verano de 2021. En su interior se pueden encontrar diferentes utensilios y objetos que fueron hallados tras el último acondicionamiento al que fue sometido este lugar.

Gran Vía y Tirso de Molina

En la planta -2 de la estación, quienes participen en la iniciativa del pasaporte de Metro de Madrid pueden contemplar restos hallados durante la remodelación y que provocaron que esta llegase a prolongarse hasta tres años. Entre estos restos hay botellas de vidrio del siglo pasado, monedas, llaves…

Muy cerca de esta estación se localiza la de Tirso de Molina, con un vestíbulo que también es parte de los restos históricos de la red de Metro de Madrid.

En total son ocho enclaves a los que se puede llegar a través del Metro. Para hacerse con este pasaporte se debe acudir a La Estación de Chamberí, la Nave de Motores y la Exposición de trenes históricos de Chamartín. 

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