San Petersburgo es la segunda ciudad más grande de Rusia, por detrás de Moscú. Situada en la región de Leningrado, fue fundada por el zar Pedro I el Grande quién la apodó como la “ventana al mundo occidental”. Posee el sistema de tranvía más grande del mundo, después de que a lo largo de los años 80 se construyeran 340 km de vías.
La extensión de esta ciudad,la convierte en una de las más grandes de Europa y aunque esto pueda parecer un inconveniente a la hora de visitarla, ¡no te preocupes, porque moverse por sus calles es muy sencillo!.
A través de sus 39 líneas de tranvía y la extensa red de trolebuses, se puede recorrer su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1990. Este casco antiguo, hogar de los principales monumentos históricos y los rascacielos más emblemáticos, se encuentra en la orilla izquierda del Nevá, el gran río de la ciudad.
Pero, si lo que buscas es perderte por los más de 200 museos que alberga esta perla báltica, el trolebús, un híbrido entre el tranvía y el autobús, será la mejor opción. Con este medio de transporte podrás recorrer la Avenida Venski, famosa por sus cuatro kilómetros de contraste, así como el museo del Hermitage, una de las mayores pinacotecas del mundo.
También se puede visitar la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, junto con la Catedral de Pedro y Pablo, que se encuentran en la orilla derecha del río Nevá, así como la Mezquita de San Petersburgo, la más grande de Europa.
¡Ánimo! Haz las maletas y disfruta de una escapada al corazón de la región de Leningrado
